Sunday, October 12, 2008

Desde el Ocio, con Amor

Después de 20 años de jugar a la escuelita —fabuloso kinder, agitada primaria, secundaria, preparatoria, universidad plus chambitas, 3 años de empleo culero pero gratificante y 3 años de explotación laboral para cursar posgrados patitos—, me he tomado aproximadamente 6 meses de descanso cerebral.

He pasado unos meses de holgazanería maravillosa; aprendiendo a cocinar comida (no calentar embutidos enlatados), conociendo las propiedades del ajo, el comportamiento del huevo, recobrando mi gusto perdido por la lectura voluntaria y tratando de mejorar mis habilidades para las relaciones humanas. 6 meses resumidos en una cáscara de nuez. Y con esta muestra de habilidad pocha para maladaptar metáforas inglesas, pasemos a lo que me truje.

Todo eso estaría muy bien si este medio año no fuera para hacer mi tesis.

Así es, queridos lectores imaginarios, esos 6 meses eran para empezar mi tesis y tratar de terminarla. Pero por alguna razón, no me dejo, ni quiero. Qué hueva.

Me he convencido de que necesito inventarme un personalidad, la que sea, algo que me ayude a pensar con cara y abandonar mi mascarita de maniquí académico de vitrina.

En un intento my gracioso e idiota, empezé por actualizar mis perfiles de wikipedista, mis fotos en Facebook, el css de mi Myspace, y ahora me dio por postear en este blog para hacer públicos una serie de pensmientos infructíferos. A ver si así me da vergüenza, me dije.

Pero no. Me estoy divirtiendo de lo lindo. Para no empezar la tesis, claro.